lunes, 2 de mayo de 2016

EL INFIERNO

La verdad sobre el infierno
El concepto del infierno más extendido en las naciones occidentales vino del famoso poeta italiano Dante Alighieri, autor de La divina comedia. Esta obra tiene tres partes: Paraíso, Purgatorio e Infierno.
En el Infierno, el poeta Virgilio guía a Dante por un viaje mítico a través del infierno. A la entrada ven un sombrío letrero: "Abandonad toda esperanza, vosotros que entráis". Virgilio le dice a Dante lo que verá en este viaje: "Yo seré tu conductor, y te llevaré de aquí a un lugar eterno, donde oirás desesperados aullidos, verás a los antiguos espíritus dolientes, cada uno clamando la segunda muerte".
Muchos quedarán asombrados al saber que estas vívidas imágenes no vienen de la Biblia. ¡El infierno de las Escrituras no es el que Dante pintó! Siendo así, entonces hay que preguntar qué es el infierno y dónde se encuentra. El pasaje de Mateo 10 mencionado nos da la respuesta en parte. La palabra que Jesús empleó para "infierno" en Mateo 10:28 fue "gehena" y se refiere al valle de Hinom, lugar en las afueras de Jerusalén donde se quemaba la basura para destruirla. Un significado de "infierno" sería el valle de Hinom. Sin embargo, la palabra "infierno" se presta a confusión porque son cuatro las palabras, tres en griego y una en hebreo, que se traducen así en la Biblia, y las tres tienen significados diferentes.
La segunda palabra traducida "infierno" en ciertas versiones es "sheol". En la Biblia de Jerusalén y en la versión Reina Valera de 1960, el vocablo hebreo sheol aparece como "seol". Ocurre 65 veces en el Antiguo Testamento y significa simplemente "abismo" o "sepulcro". No se refiere a un lugar de fuego eterno. Por eso, la gran mayoría de las versiones en español lo ha traducido como "sepulcro". ¡Así, por definición, sabemos que nadie está ardiendo en el seol!
Otra palabra que se traduce "infierno" en algunas versiones es el vocablo griego hades. Este, lo mismo que el hebreo sheol, simplemente es un "abismo" o "sepulcro", y así se traduce en la mayoría de las versiones en español. LaReina Valera deja el término original hades, aclarando al pie de la página que se refiere al nombre griego del lugar de los muertos.
La cuarta palabra bíblica traducida "infierno" es la palabra griega tártaroö. Este indica un estado de restricción y la Biblia muestra que se aplica a los ángeles caídos pero no a los seres humanos pecadores. Veamos: "Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno [tártaro] los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio" (2 Pedro 2:4).
Como vemos, el empleo de la palabra "infierno" como traducción de esos cuatro términos, con sus significados claramente distintos, no comunica correctamente la verdad de la Biblia. Cuando alguien nos pregunta acerca del infierno, debemos pedir que aclaren: "¿De cuál infierno está hablando?"
Queda pendiente otra incógnita: "¿Quién va al infierno?" ¿Acaso Dios es injusto? Sabemos que el nombre de Jesucristo es el único por el cual se puede ser salvo (Hechos 4:12). ¿Significa esto que el que no haya oído el nombre de Jesucristo está condenado al fuego eterno por circunstancias que no son culpa suya? O, ¿aplica Dios normas diferentes para los que han oído el nombre de Jesús y para los que no?
La respuesta es sorprendente y debe traernos gran esperanza. Dios concederá a todo ser humano la oportunidad de oír el verdadero evangelio. Los que respondan, acepten el sacrificio de Jesucristo y obedezcan sus mandamientos con la ayuda del Espíritu Santo serán salvos. ¿Y qué de los miles de millones que vivieron y murieron sin oír el verdadero evangelio? La respuesta aparece en el libro del Apocalipsis, que describe un juicio futuro delante de un gran trono blanco.

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