martes, 6 de octubre de 2015

COMO ESTAR EN SU PRESENCIA



VIVIR Y PERMANECER EN LA PRESENCIA DE DIOS

Hay una manifestación de la presencia de Dios, en la cual, Dios derrama constantemente su atención, su amor, su gracia, su favor, sobre los que lo obedecen, sobre los que le temen, sobre los que le aman, sobre sus hijos. y a esto le he llamado "andar en su presencia", Dios toma un papel maravilloso en la vida de sus hijos, bendiciéndolos, ayudéndolos, abriéndoles camino, protegiéndolos, estando presente en sus vidas, día a día. Es la presencia favorable de Dios manifestada en la vida del creyente.

Exodo 33:14Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.15Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí

Salmos 140:13Ciertamente los justos alabarán tu nombre; Los rectos morarán en tu presencia.

Eclesiastes 8:12Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; 13y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.

Lucas 1:76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;

Vemos a través de la biblia, que el "andar en la presencia de Dios", es un "estado" en el que vivimos, Dios nos acompaña, nos atiende como un Padre, nos utiliza para sus propósitos, nos guarda y nos escucha, es decir, al estar su presencia favorable con nosotros, El escucha y responde a nuestras oraciones. Después de la obra completada de Jesus en la cruz, Dios mandó a su Espíritu Santo y este ahora habita en nosotros, El Espíritu de Dios nos guia, nos redargulle, nos corrige, nos fortalece, nos enseña, nos consuela y nos da entendimiento, Dios siempre presente con sus hijos por medio del Espíritu Santo.



LA ORACION EN PRESENCIA DE DIOS

Salmos 88:2 Llegue mi oración a tu presencia; Inclina tu oído a mi clamor.

Lo que hace que la oración del justo sea poderosa, es Dios. La oración por si sola no hace nada, es el poder de Dios, que al escuchar nuestras oraciones, las puede contestar, segun el designio de su voluntad. Es esto lo que hace que la oración sea poderosa, el que Dios escuche y en su misericordia y amor las conteste.

Es cierto que Dios esta en todos lados, y bajo esta lógica, sería correcto decir que Dios escucha todas las oraciones de todas las personas, buenas, malas, creyentes, incluso las oraciones hechas a dioses falsos o ídolos, esto es cierto. Sin embargo, la palabra de Dios nos enseña que Dios no escucha las oraciones de los pecadores, esto no quiere decir que no conozca lo que oraron, lo que significa es que Dios ignora esas oraciones, el no las atiende, este punto lo tocaremos más adelante.

Pero poderosa es la oración hecha por un creyente, hijo de Dios, que anda y vive en la presencia favorable de Dios, Dios lo escucha y Dios atiende a sus hijos.

1Reyes 13:6Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró, y quedó como era antes.

1Reyes 17:1Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.

"Sino por mi palabra", ¿a que palabra se refiere Elias? no se refiere a "declarar" o al poder de las palabras para atraer bendición, las palabras son poderosas no porque tengan poder por si mismas, sino por la influencia que tienen en las personas, las palabras pueden motivar a alguien, pueden deprimir a alguien y pueden hasta enamorar a alguien, en ese sentido, las palabras si son poderosas. Pero aqui estamos hablando de la verdadera palabra poderosa, que es la oración y vemos lo que la "palabra" de Elias era en el siguiente versículo



Santiago 5:17Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. 18Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

Oró "fervientemente", el Salmo 51 dice "a un corazón contrito y humillado, no despreciarás Tu oh! Dios". Cuando reconocemos quien es Dios, cuando conocemos su majestad, su poder, su gloria, lo que ha hecho por nosotros y lo que somos nosotros ante este maravilloso Dios santísimo, nos acercarémos a Él de la manera que resulta natural, humillados, temerosos, arrepentidos, quebrantados y Dios no desprecia a quienes se acercan así a Él.

2 Cronicas 33:12Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres. 13Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración, y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios.

Jeremias 26:19¿Acaso lo mataron Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos, pues, nosotros tan gran mal contra nuestras almas?

2 Cronicas 34:27Y tu corazón se conmovió, y te humillaste delante de Dios al oir sus palabras sobre este lugar y sobre sus moradores, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice Jehová.



Lamentaciones 2:19Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, Que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.

Cuando oremos, debemos orar en la presencia de Dios, buscando su rostro, con un corazón dispuesto, contrito y humillado, con un corazón que reconoce que necesita de Dios y que este Dios es digno de todo el honor, de toda la honra, de toda la gloria y de toda la alabanza.


Jeremias 42:9y les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel, al cual me enviasteis para presentar vuestros ruegos en su presencia:


Daniel 6:11Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios

LA EXPERIENCIA DE DANIEL


Daniel 10:1En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión.2En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas.3No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas.4Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. 5Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. 6Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.7Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. 8Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. 9Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra.10Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. 11Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando.12Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. 13Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. 14He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.15Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. 16Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. 17¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.18Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció,19y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y

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